Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://lucyybvz047711.blogunteer.com/37342643/consecuencias-deportivas-del-cabezazo-de-zidane